Artículo escrito por Vanesa Ros, Técnico Superior en Audiología Protésica y audioprotesista del Centro Auditivo Aural de Sant Andreu, en Barcelona.
Todos tenemos claro que no es lo mismo “oír” que “entender” y que realizamos el proceso de escucha a través de nuestros oídos. Pero es realmente nuestro cerebro el órgano con el que oímos, aunque éste no tiene la capacidad de comprender la realidad tal y como es.
¿Cómo se lleva a cabo el proceso de la audición?
Los sonidos son vibraciones que se desplazan por el aire (ondas sonoras) y estas recorren un largo viaje a través de nuestro sistema auditivo hasta llegar a nuestro cerebro. En este viaje, las ondas sonoras pasan por un proceso de cambio para llegar a ser comprensibles: el oído externo capta las ondas y las envía al oído medio. El oído medio amplifica estas vibraciones para hacerlas llegar al oído interno y es aquí donde se convierten las ondas de presión en señales sonoras que el cerebro puede comprender.
En función de la buena salud de nuestro sistema auditivo, nuestro cerebro recibirá las señales con mayor calidad y claridad, lo que nos permitirá entender mejor los mensajes.
Pero, ¿qué es el oído interno?
Se encuentra ubicado en el hueso temporal y está formado por los órganos de audición y de equilibrio.
El órgano del equilibrio está compuesto por el vestíbulo y los canales semicirculares.
El órgano de audición es el que conocemos como cóclea o caracol, debido a su forma similar a la concha de un caracol. Es en este órgano donde la energía mecánica se transforma en impulsos nerviosos que se transmiten al cerebro a través de nuestro nervio auditivo.
¿Cuál es la función de la cóclea (o caracol)?
Si nos fijamos en su anatomía, la cóclea está dividida en tres pasajes paralelos situados a través de ella: la rampa vestibular, la rampa media y la rampa timpánica. Tanto la rampa vestibular como la rampa timpánica contienen un líquido denominado perilinfa, mientras que la rampa media contiene un líquido más espeso llamado endolinfa.
Tanto la rampa vestibular como la rampa timpánica llegan a la base de la cóclea y terminan en dos ventanas que dan al oído medio: la ventana oval y la redonda.
En la ventana oval se mueve la platina del estribo de dentro a fuera produciendo ondas de presión en la cóclea. El incremento de la presión se ecualiza a través de la ventana redonda.
En la rampa media encontraremos el Órgano de Corti, especializado en la recepción del sonido y que merece la pena que veamos en detalle.
¿Cuál es la función del Órgano de Corti?
Está situado en la rampa coclear encima de la membrana basilar y en él se encuentran las células ciliadas. Tenemos aproximadamente 3.500 células ciliadas internas (también denominadas células sensoriales) y unas 13.000 células ciliadas externas. Todas ellas son de gran importancia para transformar las vibraciones del líquido en impulsos nerviosos.
Las células ciliadas internas se encargan de enviar la información al cerebro y responden a estímulos intensos mientras que las células ciliadas externas dan respuesta a estímulos débiles y funcionan como un filtro modulador.
Desafortunadamente y a pesar de la importancia que tienen, estas células no tienen capacidad de regenerarse, es decir, si estas células se dañan perdemos audición de forma irremediable.
¿Cómo funcionan las células ciliadas dentro del oído?
Para saber cómo funcionan y por qué funcionan de la manera en la que lo hacen las células ciliadas, tenemos que tener en cuenta el movimiento de la membrana basilar conocida como onda progresiva. Esta onda progresiva llega a un punto de desplazamiento máximo en la membrana basilar en función de la frecuencia del sonido. Por ejemplo, un sonido de alta frecuencia tendrá lugar cerca de la ventana oval mientras que un sonido de baja frecuencia se producirá cerca del ápice de la cóclea. Es este movimiento de la onda progresiva el que permite que un grupo determinado de células ciliadas pueda detectar información sobre la frecuencia del sonido. Detectadas estas frecuencias, las células ciliadas transmiten la información al nervio auditivo y a la parte del cerebro que procesa la información auditiva.
El movimiento de las células ciliadas externas genera un incremento en el desplazamiento de la membrana basilar, lo que se corresponde a una amplificación del sonido de hasta 40dB. A medida que se incrementan los niveles de sonido su efecto se reduce, siendo prácticamente inexistente a niveles fuertes, ya que a estas intensidades la membrana basilar estimulará directamente a las células ciliadas internas.
Estas células ciliadas están conectadas a las fibras del nervio auditivo y producen unas señales electroquímicas que son transmitidas al cerebro donde se reconocen como sonidos y se procesan las señales de ambos oídos. Esto nos permite reconocer el origen de la fuente sonora y priorizar un sonido sobre otro.
Como hemos podido observar, el funcionamiento del oído es muy complejo e intervienen en él múltiples estructuras que tenemos que cuidar si queremos mantener una buena salud auditiva.
Bibliografía
SEORL PCF. Libro virtual de formación en ORL
Brugge JF. Neurofisiología de los aparatos auditivo y vestibular centrales
Uziel A. Fisiología neurosensorial en ORL
Widex. El sonido y la audición