Artículo escrito por Julio Díaztécnico en Audiología Protésica y audioprotesista del Centro Auditivo Aural de Santander

 

Cuando nos encontramos en la situación de escoger profesión para nuestras vidas, valoramos un montón de características, como la afinidad que tenemos con esa actividad, la proporción entre el tiempo de trabajo y el tiempo de disfrute o la remuneración económica, por poner algún ejemplo. Y suele haber una característica que no suele condicionarnos, la exposición al ruido durante nuestra jornada laboral. La hipoacusia o sordera provocada por el ruido está considerada enfermedad profesional según el RD 1299/2006.

¿Cuál es la diferencia entre el sonido y el ruido?

Físicamente, no hay diferencia entre sonido y ruido. El ruido es un sonido no deseado que puede afectar a la salud y bienestar de las personas.

La exposición al ruido puede conllevar considerables efectos perjudiciales para nuestra salud, pudiendo ser temporales o incluso permanentes. Podemos diferenciarlos entre psicológicos, por ejemplo, generando estrés, irritación, cansancio o problemas de insomnio, y trastornos fisiológicos, como la pérdida progresiva de audición y la aparición de acúfenos, hipertensión o enfermedades cardíacas. El exceso de ruido en el trabajo implica también que la comunicación oral se vea alterada, y consecuentemente aumenta del riesgo de accidentes al dificultar la percepción de avisos o alarmas.

¿Cómo se mide el volumen de un sonido?

El volumen del ruido o de los sonidos se mide en decibelios (dB). El rango que una persona con audición dentro de la normalidad percibe va desde 0 a 120 dB. Cuando pasamos una hoja de periódico el volumen es en torno a 45 dB, cuando hablamos lo hacemos sobre 65 dB en un lugar tranquilo, y cuando estamos en el trabajo, si la media del volumen existente durante la jornada iguala o supera 87 dB(A), la ley nos obliga a estar protegidos para disminuir en la medida de lo posible los daños que sufrimos por nuestra exposición.

¿Qué es el ruido laboral? 

Se conoce como ruido laboral a la contaminación acústica que se genera en un sector de trabajo y que afecta principalmente a los trabajadores del lugar. Hay que tener en cuenta que el ruido laboral está considerado como uno de los motivos más frecuentes de discapacidad auditiva. Resultan agresivas para nuestra audición tanto una exposición prolongada a ruidos de intensidades moderadas como una breve exposición a ruidos intensos.

Un dato interesante podría ser cuánto es el tiempo máximo que podemos estar expuestos a un nivel de ruido concreto sin sufrir alteraciones irreversibles de nuestro oído.

¿Qué trabajos o sectores laborares pueden dañar el oído? 

A continuación, algunos ejemplos sobre exposiciones a ruido peligrosas, algunas evidentes, y otras no tanto.

  • Personal aeroportuario: El privilegio de ver un avión despegar a tu lado, implica estar expuesto a niveles de presión en torno a 140dB. El personal de mantenimiento de aviones, mozos de equipajes y personal de aerolíneas pueden estar expuestos a estos niveles. Afortunadamente los pilotos y la tripulación de cabina están expuestos diariamente a intensidades menores a 85dB.
  • Pilotos o conductores de vehículos: Tanto los pilotos de competición de coches o motos como los conductores de maquinaria pesada están expuestos a niveles de presión de pueden superar los 120 dB.
  • Profesional de la construcción. Su maquinaria resulta muy ruidosa. Tanto si el trabajo se realiza con piedra o con madera, las herramientas usadas suelen emitir niveles de ruido en torno a 110dB, y son usadas durante la mayor parte del tiempo de trabajo.
  • Actividades de minería. Las perforadoras y taladros y las voladuras exponen a este perfil de trabajador a niveles de presión en torno a 135 dB. El hecho de darse en un sitio cerrado, aumenta su resonancia en el recinto.
  • Jardinería. El agradable olor a hierba recién cortada o un árbol recién podado implica el uso de herramientas como motosierras, desbrozadoras, cortadores de aire comprimido o un cortacésped, que es fácil que alcancen presiones superiores a 105 dB durante una amplia proporción de la jornada laboral.
  • Música. La exposición a música suele darse en recintos cerrados, ya sea recreativa o profesional en un local de ocio, o laboralmente en docencia, es un ámbito profesional donde la exposición a volúmenes altos es algo cotidiano. ¡En una fiesta con música, el volumen puede superar 110 dB!
  • Profesor de enseñanza infantil. Esta agradable y agradecida rutina conlleva la convivencia en un entorno donde el volumen medio ronda entre 70 y 82 dB, no es el más elevado del grupo, pero provoca tener que hablar frecuentemente en tono forzado para conseguir centrar la atención del grupo. Si la situación se descontrola un poco, es fácil rebasar 85 dB en alguna que otra pataleta o cualquier juego.
  • Peluquería. Esta coqueta profesión lleva asociado el uso de secadores de pelo, o maquinaria de corte con un ruido intenso asociado, prácticamente durante la totalidad de la jornada laboral. Un secador en marcha sujetado con tu mano en el mismo espacio que los secadores de tus compañeros puede sobrepasar fácilmente 85dB. No es una exposición extrema, pero es una exposición continua, también dañina.
  • Trabajador de fábrica. Trabajar en una línea de producción o en una nave con herramientas grandes mecánicas conlleva exposición a ruidos fuertes y continuos, teniendo un ruido medio equivalente de 95 dB o más durante la jornada.
  • Granjero y trabajos agrícolas. También tienen que lidiar con el ruido excesivo de los animales. Se ha descubierto que la alimentación de los cerdos expone a los trabajadores agrícolas a un chillido de 105 dB, a parte de los rumores producidos por las maquinas utilizadas.

Esta colección de trabajos ruidosos son ejemplos claros y curiosos de dedicaciones que deben ir acompañadas de medidas adecuadas para limitar o evitar en la medida de lo posible los daños que pueden producirse. Esto lo recoge la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, marcando unos mínimos de actuación antes estas situaciones, intentando limitar la emisión del ruido mejorando la máquina que lo produce o aislándola, colocando barreras acústicas, protegiendo al trabajador con protectores adecuados o aislando su puesto de trabajo. Además, este perfil de trabajador también estará vigilado mediante pruebas auditivas periódicas.

Así que ya sabes, no olvides proteger tus oídos, ¡no tienes otros!

En Aural ponemos a vuestra disposición una amplia gama de protectores acústicos personalizados elaborados a medida, y disponemos de terapias específicas para el tratamiento de problemas auditivos derivados de exposición a ruido, como son los acúfenos, de lo que hablaremos en próximos artículos.